Antes para calzarse el número más codiciado por los jugadores uno debía demostrar con anterioridad de que estaba hecho. Que podía cargarse el equipo al hombro cuando más se lo necesitaba, definir partidos complicados y ganar títulos. Esto ya no sucede y a raíz de la falta de ídolos se pone en un pedestal a jóvenes promesas con la ilusión de que estos juveniles saquen del pozo al club.
Es el caso de Patricio Rodríguez, conocido como Patito desde el Torneo de Verano de 2008 cuando hizo su aparición en el primer equipo de Independiente y en su debut le metió un gol a Boca, que jugaba con mayoría de suplentes.
Así como en el torneo pasado Daniel Montenegro fue quien se hizo responsable e intentó jugar y hacer jugar al resto esta vez parece ser el turno del Patito. Le dieron la “10” que llevaba el Rolfi, la cual se ganó con el tiempo, y además la conducción del equipo. Mucha carga para poco tiempo, pocos partidos en primera, menos de 50 hasta ahora contando sus apariciones como suplente.
Dos goles y una asistencia contra Atlético Tucumán en la segunda fecha del Apertura fueron suficientes para hacer que no sólo los hinchas, sino también el periodismo, lo pongan en la gloria. Algo preocupante si se espera que un joven de su corta edad (19 años desde el 4 de mayo pasado) tenga que conducir a un plantel que está muy lejos de lo ser lo que marca la historia y la tradición roja. A jugadores con experiencia como Andrés Silvera, Lucas Pusineri o Eduardo Tuzzio la hinchada los ve con escepticismo, sobre todo luego de las pésimas actuaciones que tuvieron en el torneo pasado (por no decir en los últimos años). Por supuesto que a esta crítica está libre de culpas el Cuqui que, recién llegado y en medio de su puesta a punto, siente que le falta ritmo de juego para llegar a ser lo que fue en el ’02, un goleador al cual se podía acudir en los momentos difíciles.
No es que se dude de los dotes futbolísticos de Rodríguez, sólo que tiene la responsabilidad de cargar con la pesada mochila que significa mejorar el juego de un grande hundido como Independiente con los pocos partidos que tiene encima. Esta tarea la debería tener alguien con mayor experiencia porque en definitiva el 10 es solamente un número, pero el protagonismo que se le da a este mediocampista es mayor que el que tienen otros jugadores.
Atrás quedaron los ídolos como Marangoni, Pavoni, Burruchaga, Garnero, Santoro, De La Mata, Erico y sobre todo Bochini, quienes a base de títulos y se ganaron el respeto y el corazón de los hinchas de Independiente. Ahora el “paladar negro” del que se hablaba en la década del ’70 y ’80 quedó de lado y con dos goles una promesa se transforma en una estrella, aunque sea momentáneamente. Igualmente, el futuro prometedor que le espera al Patito se convierte cada día más y más en una realidad que para muchos es difícil de concretar y si es que lo logran clubes europeos se lo llevan para que formen su carrera en el exterior. Así, en cada campeonato aparecen nuevos jugadores que se transforman en las nuevas promesas del fútbol argentino e ilusionan a los hinchas de todos los clubes.
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En la presentación de su nuevo número.
Foto sacada de http://www.infiernorojo.com