El automovilismo puede ser considerado una de los «deportes» más peligrosos de todos. Máquinas que a veces superan los 300 kilómetros por hora en pistas donde hay muchos coches más a los que hay que tratar de pasar y muchas veces «tocarlos» para sacarlos de la carrera.

        Su profesionalidad al volante no sólo debería limitarse a los autódromos, sino que tendría que extenderse a las calles, cuando manejan sus autos. Es dificil pedirle a unos amantes de los «fierros» limitarse a bajar la velocidad a un módico promedio de 60km/h en ciudades o no esquivar coches como si fueran conitos, pero deberían entender que son ellos los que tendrían que dar el primer ejemplo para concientizar a las personas, demostrar que lo que pasa en las carreras es propio de ahí, aplicar el famoso «no lo practique en su casa». Seguir leyendo